miércoles, 23 de septiembre de 2015


Tipos de Fobia en Estudiantes

Fobia escolar
La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún tipo de miedo relacionado con la situación escolar.


En la fobia escolar se presentan dos tipos de variables:

     Factores relacionados con la escolaridad, como el miedo al maestro, bajo rendimiento escolar, problemas en las relaciones con los compañeros, problemas por la apariencia o defectos físicos, etc.
   Sucesos vitales negativos, como enfermedad prolongada, ruptura de la unión familiar, muerte de algún familiar, mascota, cambios de escuela, de domicilio, y la muy conocida ansiedad de separación de los padres, que no es más que la negativa a separarse de la madre y el miedo e inseguridad a perderla. 





La
 fobia escolar, se manifiesta a través de tres sistemas de respuesta (Méndez y Maciá, 1990):


1.     El motor o comportamental: en el cual el niño evita ir a la escuela o se escapa de ella. Las conductas componentes pueden aparecer a través de una conducta negativista: no se viste o lo hace muy lentamente entreteniéndose constantemente, no desayuna, no encuentra los útiles escolares. Si se le obliga a ir se vuelve a casa, o no asiste a clase, deambulando por el recinto escolar o escapándose. Si se le lleva a la fuerza, grita, llora, patalea, tiembla, se agarra de la madre o del padre en el momento de la separación. Y si, por el control de padres y maestros, ha de permanecer en clase, su conducta suele ser altamente perturbadora, bien de una forma activa o pasiva.
2.    El psicofisiológico: se pone de manifiesto a través de la activación del sistema nervioso autónomo en su rama simpática, dado por: sudoración de las manos o de todo el cuerpo, tensión muscular elevada, sensaciones de mareo o desmayo, dolores de cabeza, dolores de estómago, vómitos, diarrea, necesidad constante de orinar, taquicardia, etc. y es frecuente encontrar alteraciones de la alimentación y del sueño.
3.     El cognitivo-experimental: el niño manifiesta su negativa a ir al colegio. Y muy especialmente se dan una serie de pensamientos e imágenes negativos sobre situaciones escolares. El niño suele anticipar una serie de consecuencias negativas o desfavorables tendiendo a evaluar negativamente las propias capacidades o situaciones, tales como: le van a preguntar la lección y no sabrá responder, con lo que sacará malas notas, el examen será muy difícil, hará el ridículo al hablar en público, se va a quedar en blanco en plena exposición, etc. Todo esto le provoca tal grado de ansiedad que termina por suceder en la realidad, ya que la ansiedad interfiere en los procesos de atención, concentración y memoria.

             La timidez en el Sistema Universitario

Desde el 1990 se ha estado trabajando en consejería individual y grupal en diferentes escenarios de trabajo tales como el educativo, de rehabilitación vocacional y en organizaciones no gubernamentales de base comunitaria. Esta experiencia laboral ha permitido observar conductas que pueden afectar el desempeño o rendimiento académico así como la vida personal y social de los estudiantes universitarios.


Algunas de estas conductas son: ausencias frecuentes, dificultad en el manejo del tiempo, carencia de hábitos de estudios, baja autoestima y la timidez. Esta última, muchas veces pasa desapercibida por algunos miembros del grupo o de la comunidad, viéndose como algo “normal” o cotidiano. La realidad es que la persona tímida manifiesta un tipo de conducta que afecta tanto su desarrollo académico como personal.
Según el National Institute for Mental Health en Estados Unidos y el Instituto Gubel de Argentina (2002), la timidez, es una característica que casi todos tenemos y de alguna manera disimulamos.

Es una reacción que consiste en la sensación de impotencia para interactuar en presencia de otras personas, es un temor casi permanente a hacer o decir algo, relacionado con la falta de confianza en sí mismo y también en los demás. La persona tímida suele ser demasiado cautelosa, no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, sobre todo tiende a creer que no tiene mucho valor o capacidad ante determinadas situaciones, aunque la realidad muchas veces le demuestre lo contrario.
En ocasiones la timidez suele confundirse fácilmente con fobia social, pero hay que clarificar que no es lo mismo.

Todos tenemos miedos a algunas cosas o situaciones tales como hablar con alguien de mayor jerarquía, a la oscuridad, a las tormentas, a los animales o cualquier otro aspecto que le produzca este sentimiento. Pero cuando el temor llega a tal punto que interfiere en la vida cotidiana y nos priva de disfrutar cosas que podemos hacer con facilidad, es ahí cuando la timidez y los temores propios se convierten en fobias. GRIOT Página 5 Algunos de los criterios que establece el DSM-IV TR (2000) para la fobia social son: un miedo persistente y acusado a situaciones sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas.

La exposición a estos estímulos produce casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Dicha respuesta puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional. Una de las diferencias entre la timidez y fobia social o ansiedad social radica en que las personas tímidas pueden sentirse muy incomodas cuando están con otros, pero no sienten una profunda ansiedad al anticiparse mentalmente a una situación social y su miedo a afrontar ciertas situaciones no las limita y normalmente, aunque no lo pasen del todo bien las afrontan.

En cambio, las personas con fobia social en algunos casos pueden incluso no ser tímidas, pero en ciertas situaciones llegan a sentir altos grados de ansiedad. Durante estos últimos dieciséis años me he desempeñado como consejero en los escenarios de trabajos señalados, lo que me ha permitido observar conductas similares en muchos estudiantes universitarios y que convergen en un constructo que he llamado el triángulo del tímido.

Este triángulo consiste en tres conductas, a saber: la madriguera, la mirada oculta y la no presencia.

La madriguera se manifiesta cuando los estudiantes generalmente son los primeros en llegar al salón de clase o alguna actividad social o cultural y se posicionan al final del lugar o en los asientos de atrás. Esta ubicación a veces les permite no estar visibles, accesibles y hasta puedan en ocasiones pasar desapercibidos. En el hogar o en la comunidad universitaria, generalmente prefieren estar en lugares donde la socialización sea lo más mínima posible.


Luego nos encontramos con la mirada oculta. Ésta se manifiesta al momento en que se hacen preguntas para el grupo, en conversaciones grupales o en grupos de apoyo u otras actividades como lo puede ser la participación en clase. El estudiante suele bajar la mirada al suelo, buscar otras direcciones para no verse en la obligación de que lo puedan escoger para una participación más activa. Esta conducta puede dificultar su proceso de enseñanza-aprendizaje debido a que el mismo temor no le permite ser receptor o intercambiar nueva información.

Por último, está la no presencia. Consiste en una conducta de evitar realizar actividades comunes tales como: comer, hablar, escribir e interactuar con otras personas. Esta persona prefiere escaparse mentalmente del lugar donde se encuentra, recreándose en alguna situación que nada tiene que ver con lo que le rodea GRIOT Página 6 en el momento.
En muchas ocasiones la persona tímida sufre mucho y es necesario ayudarle en dos áreas fundamentales que afectan su funcionamiento.
 Estas son: su autoestima y la toma de decisiones. La autoestima es una base sólida de la personalidad y si esta se afecta, el desarrollo de sus sueños, metas y expectativas de su carrera de vida podrían verse alteradas.
 Branden (1999) menciona que la autoestima es el derecho a triunfar y a ser felices; es el sentimiento de ser respetables, de ser dignos y de tener derecho a afirmar las necesidades y carencias. Es lo que creemos que tenemos, nuestras capacidades, nuestro potencial y la forma en que nos enfrentamos a los desafíos de la vida. Su base no solamente está en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida. La autoestima se vincula con lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás (familia, amigos, compañeros de estudio, noviazgos, etc.) y las sensaciones que hemos experimentado al relacionarnos con ellos.
Esto es de gran importancia debido a que si la persona tiene un bajo nivel de autoestima se puede afectar lo que Branden (1995) señala como los seis pilares que son necesarios para tener un alto nivel de autoestima.

De estar impactadas estas áreas la persona está propensa a desarrollar algunas características de la timidez. Estos pilares son los siguientes:

1. Auto alertamiento: Es la práctica de vivir reflexiva y conscientemente. Intentar ser consciente de todo lo que tiene que ver con nuestras acciones, propósitos, valores y metas al máximo de nuestras capacidades y comportarnos de acuerdo a lo que vemos y conocemos.

2. Auto aceptación: Rehusar, estar en una relación adversaria consigo mismo. Mientras que la autoestima es algo que experimentamos, la aceptación de sí mismo es algo que hacemos. Aceptarse a si mismo es estar de mi lado, estar para mí mismo.

3. Auto responsabilidad: Es entender que la persona es personalmente responsable por las decisiones, acciones y la obtención de metas.

4. Auto afirmación: Honrar las necesidades, valores y expresarlos abiertamente. Respetar mis deseos, necesidades y valores y buscar su forma de expresión adecuada en la realidad. Esto es equivalente a una negativa de ser falso para agradar a los demás.

5. Vivir con un propósito: Usar las capacidades para tener metas valiosas y alcanzarlas. Es vivir con un alto nivel de conciencia y controlar nuestra conducta para que esta pueda concordar con las metas que nos establecemos. Integridad personal; comportarse en modos que concuerdan con el conocimiento y el juicio valorativo personal. Correspondencia entre las palabras y el comportamiento.


6. Integridad personal: Comportarse en modos que concuerdan con el cono- cimiento y el juicio valorativo personal. Correspondencia entre las palabras y el comportamiento.

Fobias sociales en la Educación
(Concepto y Características)
¿Qué son?
Concepto



La fobia social en la educación  o trastorno de ansiedad social es un trastorno psiquiátrico  caracterizado por un miedo intenso en situaciones sociales que causa una considerable angustia y deterioro en la capacidad de funcionamiento en distintas áreas de la vida diaria.

Los niños y adolescentes que le tienen miedo a las situaciones sociales o que implican  una presentación pública se les diagnostica ahora con fobia social educativa.


Características 

La característica primaria de la fobia social en la educación es la misma en todas las edades. Las personas con fobia social experimentan miedo social y situaciones en las que tengan que exponerse públicamente, por la ansiedad que les provoca hacer el ridículo.


Los niños que padecen de fobia social no tienen muchas habilidades sociales, y tienen problemas para iniciar una relación interpersonal.
Beidel y sus colegas hicieron un estudio con 50 niños (7-13 años de edad) con fobia social, y el 75% dijeron que tenían pocos o ningún amigo, y el 50% no estaban inscritos en ninguna actividad extracurricular. También parece ser que la fobia social juega un papel muy importante en el funcionamiento del niño en el salón de clases.



Muris y Meesters descubrieron que el mayor índice de síntomas de fobia social en una muestra que no era clínica de niños entre los 10 y 12 años, se asociaba con un escaso funcionamiento en el salón de clases, un incremento en la dificultad para desarrollar relaciones con sus compañeros, y una baja autoestima. Bernstein y sus colegas examinaron un salón de clase funcionando en una muestra que no era clínica, de niños con fobia social entre los 7 y 10 años basados en el reporte que hizo la maestra. Los resultados mostraron una asociación entre la severidad de los síntomas de fobia social y las dificultades en la escuela: entre más se pronunciaban los síntomas de fobia social, aumentaban igualmente los problemas de aprendizaje y de atención.

Suele aparecer entre los 11 y 12 años de edad, y la tasa de fobia social aumenta con la edad. He observado entre mis pacientes que las situaciones que más les aterrorizan a los adolescentes con fobia social es realizar una presentación enfrente de otras personas, hablar en público, y entablar conversaciones. Lo que más horroriza a estos adolescentes es el terror a ser humillados en público.  El 60% de los chicos con fobia social también aplican a otro trastorno. Un 36% de los trastornos incluían otros trastornos de ansiedad. Los trastornos más comunes: 10% sufría de ansiedad generalizada, trastornos por déficit de atención o una fobia específica; un 8% tenía mutismo selectivo; y un 6 % sufría de un trastorno de afectividad.



miércoles, 9 de septiembre de 2015

Fobia ( Concepto, origen y antecedentes )



Fobia
Concepto, origen y antecedentes
¿Qué es?

Concepto


La fobia es un miedo intenso, persistente e irracional hacia un objeto, persona o situación. También puede definirse como un conjunto de reacciones que tienen las personas cuando se encuentran frente a una cosa o situación que le infunde miedo.



Origen

Fobia (palabra derivada de Fobos, en griego antiguo  «pánico», hijo de Ares y Afrodita en la mitología griega, la personificación del miedo) es un trastorno de salud emocional o psicológico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones concretas.

Antecedentes 
Las fobias han sido estudiadas en la psicología desde sus inicios. Freud en 1929 maneja las fobias desde dos fases del proceso neurótico.
"La primera es la represión de la libido y su transformación en angustia, fase que queda ligada a un peligro exterior.

Durante la segunda se van constituyendo todos los medios de defensa destinados a impedir un contacto con este peligro, que queda como un hecho exterior".

La historia de, como la mayoría de las historias de otras personas, empieza a partir de otros. En esta ocasión fueron su mentor y amigo, Dr. Joseph Breuer y la paciente de éste, Anna O.
Anna O. Fue paciente de Breuer desde 1880 hasta 1882. Con 21 años de edad, Anna invirtió la mayoría de su tiempo cuidando de su padre enfermo, desarrollando una tos importante que no tenía una explicación física, así como dificultades para hablar, que finalizaron en un mutismo completo, seguido de expresiones solo en inglés, en vez de su lengua natal, el alemán.

Cuando su padre falleció, la paciente empezó a rechazar la comida y desarrolló una serie inusual y extraña de síntomas. Perdió la sensibilidad en las manos y pies, parálisis parciales y espasmos involuntarios. También presentaba alucinaciones visuales y visión de túnel. Toda vez que los médicos examinaban a Anna para estudiar estos síntomas que parecían físicos, no encontraban ninguna causa física demostrable.

Además de estos síntomas, por si no fuera poco, presentaba fantasías infantiloides, cambios dramáticos de humor y varios intentos de suicidio. El diagnóstico de Breuer fue de lo que se llamaba en aquel momento histeria (hoy, trastorno de conversión), lo que significaba que tenía síntomas que parecían físicos, pero no lo eran.

En las noches, Anna se sumía en unos estados de “hipnosis espontánea”, tal y como Breuer les llamó, a los que la propia paciente designó “nubes”. (Anna tenía una formación intelectual alta y era una mujer muy preparada; así que no es de extrañar que ella utilizase términos muy precisos, incluso técnicos para designar algunos de sus estados, como en el caso de los estados hipnoides, llamándoles nubes. N.T.). Breuer se dio cuenta de que, a pesar de estos estados de trance, la paciente podía hablar de sus fantasías diurnas y de otras experiencias, sintiéndose mejor posteriormente. Anna llamó a estos episodios “limpieza de chimenea” y “la cura por la palabra”.

En algunas ocasiones, durante la “limpieza de chimenea”, Anna proporcionaba algunos datos que daban comprensión particular a algunos de sus síntomas. El primer dato sobrevino justo después de negarse a ingerir agua durante un tiempo: recordaba ver a una mujer bebiendo agua de un vaso que un perro había lamido antes.  Cuando recordaba esta imagen, se disgustaba y le sobrevenía una sensación intensa de ascosolo para inmediatamente después ¡beberse el vaso de agua!. En otras palabras, su síntoma (la hidrofobia) desaparecía tan pronto se verbalizaba y se sentía la sensación particular de asco; es decir, la base del síntoma. Breuer llamó catarsis, del griego referido a “limpieza”, a estos estados de recuperación espontánea.

11 años más tarde, Breuer y su asistente, Sigmund Freud, escribieron un libro sobre la histeria, donde explicaban su teoría. Toda histeria es el resultado de una experiencia traumática que no puede aceptarse en los valores y comprensión del mundo de una persona. Las emociones asociadas al trauma no se expresan de manera directa, simplemente se evaporan: se expresan a través de la conducta de forma vaga, imprecisa. Por decirlo de otra manera, estos síntomas tienen significado. Cuando el paciente puede llegar a comprender el origen de sus síntomas (a través de la hipnosis, por ejemplo), entonces se liberan las emociones reprimidas por lo que no necesitan expresarse a través de ellos. Es similar a drenar una infección local.

De esta manera, Anna fue poco a poco mejorando de sus síntomas. Pero, es importante señalar que ella no podía hacerlo sin Breuer: mientras se encontraba en sus estados hipnóticos, necesitaba tener las manos de Breuer con ella, y desafortunadamente, surgieron nuevos problemas.

De acuerdo con Freud, Breuer reconoció que la paciente se había enamorado de él y además él también se sentía atraído por ella. Además, la paciente le comentaba a todo el mundo que estaba embarazada de Breuer. Se podría decir que ella le deseaba tanto que su mente le dijo a su cuerpo que esto era cierto, desarrollando un embarazo histérico (hoy llamado pseudociesis o embarazo psicológico. N.T.). Breuer, un hombre casado en la época victoriana, abandonó abruptamente las sesiones y perdió todo interés en la histeria.

Fue Freud quien posteriormente retomó lo que Breuer no había reconocido abiertamente; es decir, en el fondo de todas estas neurosis histéricas yacía un deseo sexual.
Con respecto a la evolución de Anna, ésta pasó gran parte del tiempo restante en un sanatorio. Más tarde, se convirtió en una figura muy respetada y activa (la primera mujer asistente social de Alemania) bajo su nombre propio: Bertha Pappenheim. Murió en 1936. Anna será siempre recordada, no solo por sus propios logros, sino como la inspiración de la teoría de la personalidad más influyente que hayamos conocido.